Existe otra clase de mimetismo : el disfraz del esclavo.
Hubo un tiempo en Oriente donde los emperadores, tocados de la mano divina , gobernaban al pueblo. Las mentes colmenas lo agradecían , el liderazgo venido del cielo no albergaba duda sobre la ética , el honor y la justicia.
Con el tiempo los emperadores Santos cayeron, muertos por la razón del estado. Más las mentes colmena, faltos de padre sustituyeron a este por el anterior . El padre estado cuidaba amorosamente el ying privado de cada cual y con mano férrea el yang del exterior de las carcasas humanas.
Como antes , ahora las mentes colectivas están faltas de guía y el dirigente ya no es paternal ni justo , ni siquiera cruel , tan solo está ausente , no se le espera ; huyó como cuentan que antes hizo su enemigo la religión.
Abandonados a su suerte las hormigas de dos patas caminan buscando defensa en parajes hostiles.
Los que defienden a los últimos independientes, aquellos cerebros solitarios que piensan por si mismos , arriesgándose al ostracismo del clan ; mutaron.
Los sindicalistas se camuflan del color de sus amos y es muy difícil distinguirlos de estos, las manos llenas de comida del Dios ignorante que dejó a sus hijos hace tanto que ya ni los recuerda.
Uno pregonó que Dios estaba muerto, en su lugar la nueva deidad se hizo con el trono del poder. Y lo dejó vacío al poco tiempo hastiado de los de abajo, cansinos con sus oraciones , suplicas y peticiones dadivosas. Abultó entonces el estomago de sus fiscales y la mimetización endogástrica se hizo tan perfecta que uno y otros son otrora indiferenciables.
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