3 de octubre de 2013

Kepler 99 o una extraña forma de amar



A los dos meses no podíamos hacer otra cosa que revolcarnos en nuestras propias frustraciones, a los cinco empezamos a fantasear con el agua verdosa de Kepler en secreto, cada cual en su cabeza, aunque más tarde nos desnudamos. Soñábamos con el liquido , imaginamos beberlo, bucear en sus profundidades, dejarnos llevar por las lentas corrientes de ese pantano inmenso, diluirnos con 99 hasta que nuestra carne, efervescente como una gragea, se desarme rompiendo las moléculas para hacernos uno con él. Cuando terminó el mes numero once en Kepler 99 matamos a Sepulveda el mantenedor.
¿Como si no podríamos disfrutar de tan inmenso placer?, Sepulveda no conectaba con 99 y 99 es celoso, más de lo que puedan imaginar.
 La verdad es que todo fueron buenas palabras. Llegamos menos de los que salimos pero las bajas no parecían importar a nadie. El exobiologo, que se había tocado las narices durante toda la misión, departía con los periodistas, desgranaba detalles con soltura mientras le daba pequeños sorbos a la bebida reconstituyente. Yo quería tranquilidad. Armenia parecía inquieta, con un discreto pellizco en mi brazo me hizo saber que no tardaría en irse.
 Las sesiones sexuales con Armenia comenzaron como mero desahogo al aburrimiento y terminaron en una búsqueda fractal, indefinida y perversa en las aguas de 99. Mientras lo hacíamos nos fundíamos con 99, que sin tener vida propia ni sistema nervioso se comportaba como un amante más de esta particular “cuestión de tres", entrando y saliendo de nuestras cabezas en trombas  verdosas de ríos descontrolados , enlazando nuestros cuerpos, conectando nuestros sentidos, dejando nuestros cuerpos separados por una fina película de agua de pantano que al instante desaparecía. Exhausta Armenia me miraba al terminar y al poco solicitaba un nuevo encuentro. Dejaba vagar sus hermosos ojos mas allá de la cristalera buscando a lo lejos una ola esmeralda que se la comiera entera.
 Ya en aquel instante noté algo sospechoso. La estancia de manera gradual se llenaba de agua. Conforme subía el nivel, la realidad se hacia mas espesa y turbia y todos parecíamos envueltos de una atmósfera viscosa. Cuando llegó justo al borde de mi cabeza decidí marcharme. Antes de cruzar las puertas nuestras miradas se cruzaron: los tres tuvimos la misma sensación y aún pude seguir las pupilas asustadizas de Kaplan que parecían escapar del corro de reporteros.
  Kepler 99 era y aún lo es, un planeta aburrido en lo visual sin un ápice de tierra donde aposentar los pies. El agua cubre un fondo abisal que parecía llegar al centro mismo de aquella bola verde azulada, orbitante de una estrella moribunda a la distancia exacta para mantener H2O en estado líquido. Estuvimos flotando allí durante un año terrestre y por increíble que parezca en aquel matraz de sopa cálida , donde la vida debería estar a rebosar, tan solo encontramos un primitivo plancton. 
 Faltan un par de días para reunirme con mi esposa e hijas, curiosamente no recibo llamada alguna de ellas. Me someto a los controles médicos de rigor con estoica tranquilidad. La sensación de irrealidad no se separa de mí, el agua de la fantasía me acompaña. Intento con todas mis fuerzas ocultar este pensamiento a los psicólogos, lo consigo pero no se por cuanto tiempo podré esconderlo una vez me encuentre con mi familia.
 El exobiólogo Tomas Kaplan lo entendía muy bien, tenía a 99 solo para él, Tomas es un onanista recalcitrante, un asocial que rara vez podría estar de acuerdo con algún miembro del rebaño humano, salvo en el hecho de asesinar a otro ser humano. Una pena para Tom pues Sepulveda no lo era. Lo descubrimos una vez que el machete le destrozó las vísceras y el líquido refrigerante nos manchó las manos. Resulto ser un amigo de las Corporaciones, una manera de espiarnos. Todos reímos entonces.
 Creo y ahora que lo escribo estoy seguro de ello, que no permitirá que nos alejemos de él. Inundará nuestras mentes de agua verde; sin duda 99 es un buen amante.

1 comentario:

  1. Un texto fruto de la neurosis kafka. Creo que este nuevo hijo que nos expone se muestra arido de ideas y cultivado en artificios. Pese a esto creo que es una muestra más de alguien inquieto en el dificil mundo kafka.

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