15 de diciembre de 2013

Reportando información








  Ingresé en la agencia a principios de los años ochentas. Continuábamos con aquello de la guerra fría, uno de los pocos conflictos que se generaron de manera fortuita, no planeamos nada esta vez. Los soviéticos contactaron con sus socias de otros Pares gracias a mí.
 Claro jefe, en aquel Par las cosas funcionan de puta madre para ellos. Mantienen la mitad de Europa, el norte africano y toda Asia. Un festival comunista en medio globo y la fiesta tiene visos de continuar por mucho tiempo. ¿Exploración espacial? Eso no les importa en absoluto. La Tierra tenía canapés variados a su disposición ¿para qué picar más allá de la mesa?
 En mi Par vendo seguros: de vida, defunción, la mayoría de vehículos que no son capaces de levantar un cuarto del suelo, soy un perdedor, un mierda ¿entiende? Quiero ser alguien. Conocer el gran secreto para mí es una maldición, una ayuda para llegar a fin de mes. Traspaso información relevante pero soy un perdedor, aquí y en todos los Pares en los que me he buscado. Supongo que es mí sino, un destino escrito; ni puta idea. Me muevo por los Pares sin llamar la atención, soy discreto, les puedo ser de mucha ayuda.
 El vendedor de seguros de la puta compañía que le jode a llamadas todas las tardes, eso soy yo. Un desgraciado con información de alto rango directa a sus oídos.
 Déle a la manivela de la pasta y cantaré como Placido.
 ¿Quiere saberlo?. Lo mío, la información candente ¿verdad, jefe? está bien. Siéntese por que puede llegar al colapso. ¿Alguna vez se preguntó por el PM? El Par Maestro. La teoría dice que los universos paralelos son infinitos pero no es así. Existe un PAR único y yo lo he descubierto.
 En el PM se desarrolla la “autentica” realidad, de ese Par parten todas las demás. Nuestro destino está unido invariablemente a ellos. Al fin y al cabo las variaciones en los Pares son ínfimas a escala cósmica: hoy los rusos, mañana los chinos y al año siguiente los congoleños, al Universo le importa un carajo nuestras rencillas. El Cosmos tiende a unificarse a seguir un destino común. El infinito digamos que solo lo es para nosotros para todos los universos es finito. Se unen en un punto del espacio tiempo, cuando eso ocurra el Cosmos expirará y todo se concentrará en una partícula. Ya sabe el viejo rollo del Big Cruch y toda esa monserga cuantica. Pero espere, no se adelante, los del PM lo saben, intuyen que todos sus actos son “copiados” en el resto de Pares, de alguna u otra manera. Allí todo es virgen, la ideas rebullen de nuevas, no están masticadas y deglutidas por los Pares, ellos crean de la nada y no están dispuestos a que una mala copia les puteé el final glorioso del Cosmos. Por que aquí señor, en este Par y solo en este, alguien crea, por su cuenta.
 Escribe, se gana la vida escribiendo, el jodido tipo es un escritor de pacotilla.
 He visitado muchos Pares, cientos, miles y sus obras son inéditas. Los del PM lo buscan como locos para cargárselo.
 Si lo eliminan todos moriremos nunca habremos existido. El Escritor inventa este mundo cada jornada. A usted le gusta el bourbón por que él ha decidido que así sea. Tiene dos hijas y vota a los republicanos desde siempre. Yo lo sé por que él ha escrito que yo debo de saberlo ¿no lo entiende? Como si no he descubierto el Par Maestro, el quiso que esa idea se formara en mi cabeza. Una mañana tecleé la clave por azar y me encontré allí pero no fue el azar fue el Escritor. Él es el único real en este Par, en todos los pares, salvo en el PM. Tiene gracia la cosa, no soy más que un personaje de la cabeza de un tunante que no ha publicado nada de interés. Tiene una jodida gracia del Copón, ¿verdad, jefe? Y su cara ahora también es divertida, yo es que me descojono solo de verlo.
  Llevo muchos años vendiendo seguros, conozco esa mirada de depredador. Pero de esa forma no evitará que el Escritor continué inventando la vida. ¿Quiere matarme Jefe? No sea iluso, usted no ha pensado eso, es el Escritor quien habla por usted. Usted no tuvo madre jefe, usted es un pensamiento del Escritor o como mal menor de otro Jefe muy real del PM.
 Suélteme la pasta de una vez y déjeme marchar. Utilice la información como le venga en gana, a mi ya no me sirve para nada.
 Hágalo rápido, existe y esto se lo cuento gratis, un lapso de años desde que el Escritor asesa y plasma sus ideas hasta que estas adquieren vida. Déjeme vivir a lo grande antes de que ese Hijo de Puta coloque un punto al final del texto.


5 de diciembre de 2013

Entrópico


  No quiero abrir, tengo un miedo caníbal que me come por dentro. Me está devorando las entrañas, me atraganto de mi mismo en este miedo que no es otro que el temor ancestral a la soledad, puede que sea el único ser conciente en este Cosmos. Incapaz de levantarme estoy paralizado de cintura para abajo.
  ¡Que mal hice tan tremendo en enviar esa carta! Maldita la hora. Mas si no la hubiera escrito, el pasado, el presente, el futuro mismo no tendría sentido, a no ser que las leyes que rigen el universo se dispersen en una interrogante ¿y si fuese así? ¡Que espeluznante pensamiento! Solo conozco de un lugar, de un “no lugar” donde esa circunstancia, caótica y mortal se pude dar.
 Los golpes son constantes, como si pudiera romper la puerta cuando quisiera pero se retiene. Es cadencioso en su golpeteo pero lleno de fuerza, una fuerza terrible y animal.
 Después de encontrar la carta no tuve más remedio que acentuar mis pensamientos. Reacomodarlos en un bloque, ordenar, como en el cubo de Rubick, las sensaciones por colores en pedazos simétricos de intensidad. La inquietante pulcritud del axioma básico, referente a un futuro tan cierto como poco atrayente aún fluctúa en espejismos poliédricos.
 Al destrozar la carta en mil trozos rompería el hechizo, los golpes se detendrían y todo sería como antes ¿Cómo antes de que? Esta angustia está acabando con mi espíritu, estoy sólo en esta circunstancia pavorosa.
 Desgajar al autor de la carta no hace más que acentuar la paradoja de aquello que está por venir. Yo soy otro ahora y no sé si seguiré siendo este Yo una vez terminadas de escribir estas letras que pulso en el teclado. Por cada golpe anular el tiempo se desteje, los pensamientos se reagrupan en una nueva constante de sinapsis , se reconstruye otro Yo y esto me llena de asombro. Pero no hasta el punto de sorprenderme cuantitativamente, pues el Yo que se fabrica ya sabe de mi. Podría decir que me estoy edificando al mismo tiempo que tomo conciencia del pasado.
  Los golpes en la puerta continúan aunque nada sobreviviría en el exterior de la casa, allá a lo lejos, donde el eco de los barrancos blancos expiran galaxias ¿Qué quiere de mi?
 Es una dicotomía magnética, pues se atrae una a la otra hasta formar un nuevo destino, siendo sabedor del mismo y desconociéndolo a la misma vez.
Noté como fluctuaba el tiempo. Una masa  rosada como un útero, maleable y esponjosa. Al tacto con mis manos tuve la impresión de poder modelarla (aunque solo lo escenifiqué pues era un espejismo; mera ilusión, magia de mis ojos dentro de la cabeza. Si hubiera “tocado” el tiempo este, y estaba seguro de ello, se esfumaría como humo granizado).
 ¿Me encuentro por tanto inmerso en uno de ellos ¿está ahora mi cuerpo en la Zona de incertidumbre?¿Mis brazos en una dimensión y mi cabeza , estática, en orbita constante en la no menos extraña dimensión universal? Si es así ¿como es que esta habitación me parece tan estable y real?
 He llegado al punto de no retorno, y empiezo a entender.
 La carta que recibí del futuro no es otra que esta que escribo en el ordenador. Al llegar al incierto Horizonte de Acontecimientos alcancé el conocimiento y veo, lo veo con mis ojos, con mi cerebro, con todo mi ser, como lo que escribo y se aprecia en la pantalla se deletrea de igual forma, automática y rápida, en la hoja de papel que tengo al lado, en la carta que se escribe para mi, en el futuro y en el pasado, en el presente; en infinitos universos y para universos ¿Por qué no dejan de aporrear la puerta de una maldita vez!
 Cede la puerta se abre a sus golpes. Continúo tecleando. Tengo miedo de volver la cara, no quiero verlo, lo que sea, no quiero verlo. Su presencia es palpable, se extiende en ondas detrás de mi espalda. Escribo en presente aunque el tiempo hace ¿Cuánto? Que dejo de tener significado. Ye me he visto roto en esta silla, descuartizado, redivido, reconstruido, ionizado en millones, billones de muertes y  vuelto a despertar siempre mirando esta pantalla.  
 No importa, el miedo es el mismo siempre, la incertidumbre certera, el escalofrío en los huesos como la primera vez, ¿hubo una primera vez? Siempre me destruye. Acaso una venganza ( ¿una compensación a si mismo , por querer yo acercarme?)
Toca mi hombro y dejo ser persona (otra vez) soy una parte de Todo, infinitesimal y gigantesca, soy nada: soy ÉL.



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