Un elemento disperso

 

¿Cuántos vasallos comprende un hormiguero? Los justos y necesarios para la supervivencia de la colonia. El elemento disperso es anulado, expulsado y, al final, eliminado.

Rex es un elemento disperso pero libre. Carece de moral, y para su bien, es un superviviente, casi único en su especie. Con el tacón de su Martinelli derecho aplasta la obrera roja hidrocefalia, expandiendo su cuerpo hasta dos veces su tamaño sobre el suelo de concreto del jardín de piedras.

Durante su gestación, Don Rex aún no tenía este nombre. Tan solo era un cigoto huérfano de alcohol. Algo falló. Ciertas cadenas de su ADN desajustaron el camino de conexión. Simplemente lo olvidaron. Sus secuencias se perdieron. A veces pasa. El puente entre un eslabón y el siguiente permanece chisporroteando en cada extremo con estática energía, buscándose, serpenteando en la ósmosis, hermanos gemelos flotando hasta el infinito.

El cráneo rapado de Don Rex es pura porcelana para Janna, que lo acaricia suavemente mientras él observa el desierto tras la mampara de cristal.

Soberbio el salón dorado. La Compañía cuida bien a sus mejores ejecutivos, sobre todo a aquellos que hacen ganar dinero en el culo del mundo, como Don.

Las dunas se esconden unas detrás de otras, temerosas del vigilante calvo, salvo la primera fila, que, sin más opción, impacta en el cristal en un desfile continuo. Rex contempla el alacrán blanco que sube la minúscula montaña de arena. Lo sigue con el dedo, dejando sus huellas en el cristal, y se imagina morderlo, masticarlo, saborear la sangre ámbar mientras esta lo mancha entero. Janna le agarra la espalda, siente sus pequeños senos, picudos y erectos, y llega a la conclusión de que quizás le daría igual comérsela a ella en vez del escorpión. La nívea piel de Janna, como la llama, debe saber bien. Masticarla y comérsela, podría hacerlo, pero… no es práctico.

– Tengo hambre, J. Debería comer algo – dice, sonriendo a Janna.

– Tienes el plato de frijoles en la mesa, Rex. Desde hace un rato. Deja ya de mirar ese maldito desierto y vamos a comer.

– El que más frijoles coma será el ganador.

– ¿Cuál es el premio?

– Tú procura no perder.