Un vaso de leche,
pura de vaca. Eso pone en el brick. El sonido del precinto de seguridad al
rasgarse hizo remolonear al gato hasta la esquina y se quedó observándolo en su
postura habitual de felino egipcio disecado, esperando que le rebosara su
plato.
La mañana despuntaba después de una niebla
intensa. Los brazos calientes del sol rasgaban el cielo color ceniza y a
jirones la tela de la noche se caía de vieja. En la calle la vulgaridad
inundaba el asfalto de gente normal embutida en coches normales camino de
trabajos normales o en su defecto la mas normal de las colas del desempleo.
El televisor
cantaba, jondo y seco, las últimas retahílas de noticias encadenadas con las
que le hicieron conciliar el sueño la noche pasada, hace mil años o más.
La esposa trabajando los niños estudiando y José
Maldonado Bulguer miraba desapasionadamente un vaso de leche.
Tocó el móvil indeciso, espantó un par de
miasmas soñadoras de la oscuridad que precede a los sueños, las que se quedan
hasta que bajas del ascensor y te das cuenta que nadie vuela.
Ella estaría enfrascada en memoranduns
ministeriales que no llevan a ningún lugar o en todo caso , como la gente
vulgar de mas abajo, de nuevo a engrosar las listas “mantenidos” ; les llamaba ella.
Hola, sé que estás ocupada – se atrevió a
pronunciar- si, si, el ministerio no es una oficina cualquiera – la dejó acabar
la frase. De fondo se oía a la secretaria desgranar un mantra tibetano : estadísticas números , concejalías , para él
todo sonaba a cántico de las alturas celestiales , incomprensible lenguaje de
lo divino- Quería saber si la compra de se hizo como siempre…si claro , la
asistenta , pero esa no está , hoy su día libre…¡coño déjame acabar joder! La
leche… ¿Cuál? Pues la del cartón de toda la vida. Está podrida, yo que sé,
tiene un aspecto asqueroso, eso no se puede beber. ¿Qué si huele? No lo sé
maldita sea si solo ver el color asusta. Es verde carajo…la maldita leche es de
color verde.
El pitido de cuelgue queda estático. Vestido con
el chándal se escapa del hogar y le inunda las orejas el sordo retumbar de los
coches, las personas se comunican en murmullos y sus pasos son sonámbulos hasta
el bar.
-Antonio un
cortado por favor. ¿Que es esto?, déjame ver la leche.“ …una leche única para
usted , pasterizada rica en calcio ….” Y un montón de monsergas rezaba el ladrillo
de hule en su etiqueta.
-Viértela
delante de mi, que yo la vea- el camarero escanció el contenido mínimo en el
diminuto vaso de café Express. Un hilillo sucio, como de agua de pantano tiñó
de verde oscuro el contenido.
El bar está a rebosar y todas las “supermadres”
apuran los desayunos ; un ojo en la tertuliana de enfrente y el otro en el
vehiculo en doble fila, en sus manos, humeantes los vasos, bebían el brebaje
esmeralda con colacao , café y otras mierdas.
Desvalido José
Maldonado Bulguer , atrapado en una falta horrible y pavorosa, en un cuento en
el que el no era protagonista tan solo un decorado ; un árbol de cartón con
niño dentro, se atreve a preguntar al camarero.
-Dime Antonio ¿
De qué color es la leche?.
El camarero lo miró como si esa pregunta se la
hicieran todos los días. No movió un ápice las cejas se apoyó en la barra y acercó
la boca a la oreja de José Maldonado. En susurros le rezo:
-Verde don José.
La leche siempre ha sido y será verde.
Después de aquella terrible revelación José
Maldonado deja pasar la jornada de una forma ausente. Es una frágil estructura
mecida por los acontecimientos prosaicos de cada día con una pesquisa esmeralda
alojada en su cabeza.
La intriga dura hasta la tarde y en su corazón
late algo difícil de describir , algo que impulsaba a sístole y diástole dos
veces más deprisa de lo normal , algo pensó él , que puede ser curiosidad , un afán
de descubrimiento una búsqueda secreta que lo sacará de la maquina.
Cuando llega la noche la familia duerme. José
Maldonado Bulguer permanece despierto arropado hasta la barbilla contempla el
pasillo oscuro que se expande mas allá del dormitorio : una garganta.
Ha perdido cualquier atisbo curioso y se
acomoda en el mas tranquilo remanso de la frustración con ciertas notas de
odio. Poco duró su aventura exploradora.
Se dice una y
otra vez la misma frase. Intenta conciliar el sueño hasta que lo logra.
-¡Antes de hoy
la leche era roja joder!…roja.